29 ene 2008

El qué soy...

En mis memorias las nubes desaparecen. Pero en los muros de esta casa, aparecen pinturas, cada una de ellas, más primitiva, cada una de ellas, pareciera ser pintada por personas mas ajenas, de otros lugares, de otras culturas, de otras razas. Pareciera raro que en todas ellas encontrara algo de familiar, pareciera que cada una escondiera en si misma un episodio de mi vida, de mi pasado, de aquella certeza con la que existo, con la que vivo.

En una se mostraba a un perro al que alguna vez quise mucho, pero no era yo el que lo acariciaba, en otra hay un paisaje muy similar al cielo rosa que aconteció en aquella primavera imprescindible, aquella de la muerte de mi madre. En otras pinturas aparecen algunos de mis amigos vestidos con otras ropas diferentes y en otros lugares. Pero no son mis recuerdos, no son mis reflejos los que hallo en la casa.

Sigo deambulando, caminando por pasillos con puertas cada vez mas sencillas, con figuras cada vez mas remotas, olvidando que olvido, y perdiéndome en cada paso
hacia algo que casi se desvanece: Hor. Todavía pretendo pensar que se encuentra en algún rincón, seco, ciego, comiendo paredes y tropezando con inmundicias, lamiendo recuerdos, olvidándose a si mismo, hablando en seco, con esa voz que no se escucha, con ese pensamiento que casi no se imagina, paseando solitario por esos cuartos de la vida, por esa similitud monótona que le impide percatarse de la salida o de la entrada, o del estar en un lugar que es ajeno, sencillo, remoto.

Me paso la vida recordando lo que hago en este lugar, porque el tiempo de aqui cada vez se vuelve más inconcistente, menos constante, más demente. Me la paso buscando no perder una noción, no dejar de imaginar. Afuera de la casa las cosas no eran muy diferentes. Vivia en una constante busqueda, en un paralelismo monótono en el que mi alma se refugiaba en mis miedos, en perderme, en llegar a la locura. Aquí, solo me mantiene la imaginación, la capacidad de poder visualizar a Hor como algo, como un ser que se a encerrado en un lugar para olvidar su pasado, para evadir su futiro, pera negar el destino. Yo, solo quiero pensar que puede llegar a haber ese ser, como quiera que sea, estando, y voy a cuestionarlo porque me cuestiona a mi mismo, porque no me deja dormir el pensar que puedo entrar en su ser, en su histora, que puedo comprendera, que puedo llegar a sentir empatía y coraje por lo que le ha acontecido, y luego, quedarme de brazos cruzados sin decirle nada, sin buscar rascarle en sus recuerdos.

Para mi, yo soy un recolector de recuerdos de Hor.

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